Wednesday, February 15, 2006

Demonios

…Y ya que este es un blog de recuerdos, recuperaré una lista que hice hace tiempo. Una lista que, de nuevo, demuestra que nada cambia… sólo la piel. A peor.

Porque tú no eres un Dios que se complace en la perversidad; la maldad no habitará junto a ti.
(Salmos 5:4)

¿Mis escritores favoritos? ¿Además de Dios? Angus Wilson, E. M. Forster, Truman Capote, Lytton Strachey, Ivy Compton Burnett, Marcelino Proust, Anthony Powell, Muriel Spark, Anthony Burguess, Ronald Firbank, M. P. Shield, Elizabeth Taylor, Poe (claro), Evelyn Waugh, Edith Stiwell, Katherine Mansfield

¿Y españoles? Ah, ¿pero no son españoles? Qué tonto…

¿Y vivos? Ah, ¿pero no están vivos? Qué despistado…

¿Y Mari Virgi? ¿Y Mari Karen (Blixen)? Pensé que hablábamos de escritores. No de un terrario.

Y os preguntaréis, ¿qué significa esto?

Significa que soy un extranjero. Y que la literatura es otro paraíso del que pueden expulsarte con la espada –o la navaja– vengadora. Sobre todo si es en tu propia lengua. La lengua es un nudo corredizo con el que muchos escritores –¿verdad, Paquito (Umbral)?– se ahorcan; puede ser un verdugo tan cruel como el maquillador más desalmado (el de Emma García); la lengua es… La lengua es un asco. La lengua es lo peor. La literatura es lo peor. Los escritores… Ah, los escritores son a-bo-mi-na-bles. En palabras de mi querida F., “desconfía de los músicos y los poetas, son malas personas”.

F., querida, desconfía de todo y de todos. Detrás de cada libro, de cada página, de cada frase, de cada esquina y de cada ataúd, se esconde el demonio.

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