Tuesday, June 13, 2006

Sales

¿Por qué me fascinan los ricos? Porque, como dice Gloria Grahame en Los sobornados, “he sido rica y he sido pobre; y, créeme, ser rica es mejor”. Pues sí, Gloria. Amén, hermana.

La verdad es que, desde que tengo (algo parecido a) uso de razón, la riqueza no sólo me fascina. Me obsesiona. No tanto ser rico (yo), como La Riqueza, Los Ricos y Sus Símbolos, Señales y Códigos. Al final, como todo niño advenedizo –lectores advenedizos del mundo, NO sigáis leyendo–, no conseguí nada, excepto tal vez hacer el ridículo.

Acabo de terminar un ensayo maravillosamente insustancial sobre el tema, Historia natural de los ricos, que ha venido a confirmar lo que sé desde hace tiempo, más o menos, como dice otra actriz (Celeste Holm) en otra película (Eva al desnudo), “dejé de llevar pololos”. Los ricos no son diferentes, como creía Fitzgerald –pero tienen más dinero, repetirán como papagay(o)s los incondicionales de ese gran farsante llamado Hemingway–; pero, ay, los pobres lo son. Y mucho. Son de otro planeta. Un planeta bastante más feo.

Vamos, que estoy en venta.

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