Monday, December 12, 2005

Sadomasoquismo

Hace justo un año descubrí el sexo con violencia, el sexo hard-core, el sexo que te deja hecho un ecce homo. Literalmente. Vamos, que hace un año me dieron mi primera paliza. Y me gustó. Descubrí que el sexo con amor está muy bien, que la ternura es muy hermosa y que no hay nada como las caricias para abrir boca. Pero a mí, francamente, desde hace un año lo que me apetece no es que me abran la boca. Lo que me apetece es que me la partan. En los últimos meses me he entregado a la violencia sin límites. Bueno, sí, con algún límite; no me gustaría despertarme en Urgencias, con un globo ocular menos. Me encantan mis globos oculares –me han dado muchas alegrías, y también materia prima para escribir un par de volúmenes del género grotesco que ríete tú de Saki– y, por razones obvias, me gustaría conservarlos. Pero, vamos, que no le hago ascos a un par de hostias, un tirón de pelo, hasta un pequeño hematoma…o muchos. Vamos, que entre el amor o el dolor, últimamente como que me quedo con el dolor. Anoche, sin ir más lejos. Qué palizón. Qué gusto. Y lo mejor de todo: esta noche, con un poco de suerte, otra. "Te van a matar un día de estos", me ha dicho hoy mi amigo A. cuando le he enseñado los cardenales, como medallas votivas. Sí, hijo, pero de gusto.

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