Thursday, August 24, 2006

Sinsuelo

No tengo suelo en casa. En el dormitorio, las vigas están al aire como el esqueleto de un antílope. Hace un año me compré mi apartamento, pensando que algo que había durado más de 150 años tenía cierta voluntad de permanencia. Estaba equivocado. Como decía Leo Macías en La flor…: “El mundo entero puede cambiar de la noche a la mañana”. Yo, sin impostar tanto la voz como Marisa Paredes (con peluca) / Eusebio Poncela (sin ella), puedo ratificarlo. El mundo a mí, como me da un poco igual —total, ya estaba hecho unos zorros—; pero el suelo de mi casa… Ah, no, ésa es otra historia. Una historia que, desde el pasado martes, conozco demasiado bien.

No tengo suelo. No tengo casa. Ningún recuerdo es comparable a esto.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home