Tuesday, April 04, 2006

Tendencia

Bueno, pues al final parece que Dios, en su infinita sabiduría —si por sabiduría entendemos un irritante sentido del humor, más dotado para el sarcasmo facilón que para la fina ironía—, ha decidido velar por su ovejita descarriada y la ha puesto en el buen camino: la abstinencia, el decoro, la contención… En una palabra, el equilibrio.

Como ya dije una vez, entre Renacimiento y Barroco, yo me quedo con el barroco. Pero una cosa muy distinta es lo que prefieras y otra, para lo que estés dotado, verbigracia, el churrigueresco. Pues bien, de un plumazo, Dios ha saldado mis cuentas con la Edad Contemporánea y me obliga a enfrentarme a una década que me horroriza, los 90, y a un estilo/tendencia que abominé desde el primer momento: el minimalismo.

Recuerdo que V&L sacaron hace muchos, muchos años una colección (abominable), pero cuyo título se convirtió en lema travesti por excelencia: “¡Muera el minimalismo, viva el glamour!” Pero no. Ahora, me llega a mí el turno de encargar un hábito de arpillera y ceniza de palma: abajo el glamour y viva el look carmelitano.

En fin, ya os contaré… Lo mío es seguir las tendencias a rajatabla.

Monday, April 03, 2006

Fatiga

Bueno, pues al fin lo he logrado: al fin parezco hijo (putativo) de Isabel Preysler, filipino perdido. La culpa de todo, en esta ocasión, no la tiene Yoko Ono, sino la hepatitis. Qué fatiga, Dios mío, qué fatiga…